lunes, 10 de noviembre de 2008

El consuelo de las víctimas


Tienen que recomponer sus vidas buscando pedazos bajo el esqueleto de un coche. Tratan de abrigarse con harapos después de salir huyendo de casa. Unas pierden lo único que de verdad tiene valor. Otras siguen vivas, aunque la rutina arda como el infierno. A veces tratan de callarlas con dinero. Otras, ni siquiera pueden hablar. Son las víctimas del delito. Las que se aferran a veces a la Biblia por no encontrar consuelo en el Código Penal. Mejor buscar la justicia aquí en la Tierra, antes que en el Cielo.

Helena se gasta hasta 500 euros al mes en psicólogos. No hay consuelo para quien lucha por convercerse de que no se pierde la dignidad a punta de navaja. Su agresor, un conocido violador en serie reincidente, ha estudiado dos carreras a costa del erario público y pide escolta para cuando salga de prisión. A ella el tribunal la trata de contentar con una indemnización de 150 euros. Quizás no sea el caso más habitual, quizás sólo sea uno de los más llamativos. Tampoco consuela.

Sara dejó de existir sin llegar a los treinta. Para los que no creen en la trascendencia del alma, como ella, probablemente haya vuelto a ese negro absoluto que ni recordaba antes de nacer. Se acabó. Marcos le propinó dos golpes contundentes contra “objetos duros y planos, uno de los cuales le rompió parte de la mandíbula y el otro le produjo una cizalladura en la base del cráneo, que le causó la muerte”. Lo reconoce una sentencia que envía a él a prisión. Según los cálculos del letrado antes de ocho años podrá disfrutar de permisos, podrá tomarse un café en una terraza junto al mar y sentir el calor del tibio sol de invierno calentando los huesos.

Son dos ejemplos, aunque por desgracia hay otros muchos. Quizás nadie se plantee la necesidad de equilibrar la balanza de la justicia. Quizas menos le importa a la sociedad hasta que uno no se convierte en pasto de la fama: en padre de Mari Luz, mujer del atropellado por Farruquito, en otro Neyra o edil discrepante en el País Vasco.

No es que consuele a quien sufre, el dolor del agresor. No se trata del ojo por ojo, tampoco de un sistema únicamente punitivo. Pero a todas luces las penas recogidas en el Código Penal de este país sacan los colores. Los beneficios en recursos y planes para los agresores a veces superan a los esfuerzos que se dedican a resarcir a sus maltratados.

No se es más progresista por defender castigos suaves. El Estado tiene que encargarse ciertamente de garantizar el bienestar de sus ciudadanos. En un país más humano, que reparte sus riquezas, suele haber menos delitos. Eso no hay que mezclarlo con dejar a los infractores irse de rositas.

La vida, la dignidad, la tranquilidad, la intimidad. Los humanos se han reunido en sociedad durante siglos para defenderlas. ¿Si no somos capaces de garantizar los derechos de la gente honrada de qué nos sirve estar juntos? Quizás no consuele saber que la mano ejecutora del crimen está encerrada, o sí. Las víctimas saben muy bien que duelen más las heridas en carne propia.

4 comentarios:

La Lola dijo...

Me alegra ver que después de tanto tiempo te decides a escribir y sobre un tema que duele, que hace que nos sintamos indefensos y que hayamos muchos dejado de creer en la justicia de los hombres...¿habrá justicia divina? no creo como dices tu, que eso nos consuele, yo quiero justicia aquí, luchemos por ella.
Un beso grande

Anónimo dijo...

La jurisprudencia en este país deja mucho que desear. No hay, por lo general, una equidad entre delitos y penas. Los casos que has expuesto como ejemplos son indignantes, y lo peor es que hay muchos mas que no salen en los medios de comunicación.
Hace unos días el CGPJ presentó "datos estadísticos" acerca de la aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Genero ( al cumplir 3 años )...y aseguran que la respuesta judicial ha mejorado frente a este tipo de violencia, lo cuál no discuto....pero solo se atreven a hablar de numeros:número de juicios celebrados, número de órdenes de alejamiento dictadas, número de encarcelamientos...
Deberían hablar también de la efectividad de las medidas adoptadas, si las condenas guardan proporción con los delitos cometidos,e incluso si éstas se cumplen, porque en muchos casos a mi personalmente me dan vergüenza.
Por otra parte, y lo peor de todo, es que al parecer los responsables del Sistema Judicial gozan de inmunidad. Ellos pueden dictar las sentencias que "subjetivamente" ( porque ya no creo en la objetividad e imparcialidad de los jueces )consideren, sin que nadie pueda rechistar, e incluso paralizar ejecutorias durante años por 1500 euros, y después de que para ello se haya tenido q mediatizar. Es vergonzoso Dios...y encima se cubren las espaldas entre ellos de manera corporativa. Ante eso me siento indefenso, impotente, desprotegido y abandonado.
Nene, me encanta saber que tienes intención de seguir escribiendo en el blog y que aprovechas el talento que tienes con la pluma...bueno en este caso con el teclado, jijiji. sabes que te quiero y que me apetece muchisimo que nos dediquemos un par de dias.Que hace siglos q no nos vemosssssss!!!!
Ayyyy, saludos a la lola. Lolaaaaaa, q tb te quiero mucho. me apetece verte.

Ita dijo...

Claro que no consuela. Lo que tendr´ian que hacer es matar a todos esos hijosde.... Que me tienen hasta los coj.... Nos hace falta una Jodie Foster en "La extraña que hay en ti", ya ver´ias como se lo piensan antes de tocar a nadie eso cerdos cabr...Tsss.

Besos hermanitoo.

La Lola dijo...

No sé exactamente quién es la barbie, pero me lo imagino, yo también tengo ganas de verte y darte un abrazo....
Besos para tod@s