martes, 21 de abril de 2009

Goodbye my friend

No puedo evitarlo. Cada vez que cocino setas al vino blanco o suena una de James Blunt. Es increíble como la mente, cuando descubre cosas nuevas, acaba atando esos recuerdos a fuego a quien nos los mostró por primera vez. No fue siquiera un amigo, más bien un conocido de un amigo. Pero, a veces, basta una cena entre colegas y una charla musical.

Hay gente que encuentras raramente. Le gusta andar desnuda, ni se preocupa de maquillarse para recibir visitas, no te vende el cielo en parcelas. Recuerdo como traducía las letras del inglés. Con los pelos de punta, buscando en su vida esos versos en estéreo. La manera histérica en que apagaba las colillas, las ganas de correr más rápido que el reloj.

En Brooklyn Follies (Paul Auster), leí que toda persona merece que escriban un libro sobre su vida, porque mientras alguien lo lea es como si siguiera aquí. Quizás alguno haya tenido la suerte de conocerlo mejor, más allá de esas veladas musicales y de una mirada apacible. Quizás entonces esa persona pueda alargar estas míseras palabras.

Ese libro podría comenzar así:
Julio nació en 1979 con nombre de pintor, pero dedicó su corta vida a su vocación: sanar el dolor ajeno. Su canción favorita era “Goodbye my lover, goodbye my friend”, de James Blunt, y en cinco minutos preparaba unas setas al vino blanco para chuparse los dedos...
Yo, realmente, no supe mucho más de él.
Cuadro: Canto de amor (1905) Julio Romero de Torres.

4 comentarios:

La Lola dijo...

?Julio?, suena triste...

Si tu supieras dijo...

Buena cancion,buen libro y buena receta.
Un beso cariño

JBG dijo...

El diario de Noa era su película favorita; le encantaban las grandes historias de amor. El título del largometraje en Latinoamérica es " diario de una pasión",y creo que asi poría titularse su corta biografía. Lo vivía todo con intensidad, pero de una manera tranquila, sin perder el norte. Disfrutaba con pequeños detalles. Amaba su trabajo. Alcanzó su sueño de conocer la Gran Manzana. Pocas personas como él en este mundo de hipocresía, altanería y maldad. Su sencillez, amabilidad y simpatía lo hacían especial. Su mirada azul, tan limpia y transparente, y su piel carente de mácula lo hacían parecerse a un ángel...a veces pienso que realmente lo era, y que subió al cielo pq su sitio no estaba en la tierra.
Siempre lo recordaré....

Unknown dijo...

Pues aquí llegué a parar...sin mueca en la cara.
Hice su último viaje con él y pudimos ver a Alanis Morissette en directo, una de las pasiones que compartíamos. Fue toda una experiencia...
Lo echo mucho de menos...